sábado, 25 de febrero de 2012

EL LAGO DE LOS CISNES


CISNE 1 FERNANDO NAVARRO,  LAGUNA HONDERA












CISNE 2, JOSE IGNACIO CAMACHO

         Suena el despertador, 5´30 horas del sábado 18 de Febrero, nos desperezamos en  unas sábanas limpias, fresquitas y de un blanco inmaculado que nos recuerdan la niñez en nuestro campo base deTrevelez, el Hotel La Fragua, precioso y acogedor lugar dirigido por José Antonio con un saborcillo añejo montañero que nos va que ni pintao a estos dos carcas de la foto. Mientras ultimo mi mochila, me visto y repaso los últimos detalles engullendo un plátano y un yogurt, escucho un silvido de fondo tarareando música clásica, "el lago de los cisnes"   interpretado parsimoniosamente por mi compañero, de hecho al mismo ritmo que prepara sus cosas, y sin saberlo fija la inminente interpretación  escénica que va a tener lugar en la montaña durante nada menos que catorce horas, con un destino final, la Laguna Hondera", que a modo de premonición, está completamente congelada, un espejo de hielo en forma de lago en donde las dos primeras figuras del balet de la montaña acaban su danza alpinística del día.

Nos acompañan las perras del Hotel, Leona (la madre) y Lola (la hija), que se han apuntado a la excursioncita nada más oir nuestras mochilas. A ellas les debemos el trazado de la senda en alguna parte del recorrido absolutamente invisible por la nieve, su compañía ha sido gratísima, fieles, leales y protectoras hasta la entrada en la Fragua  la as 20´30 horas.  Y es que todo lo vivido en esta jornada ha sido especial, el hotel, las perras, el olor a pueblo antes del alba, la verea empedrada de salida, los cortijos habitados, vacas, perros, mulos, burros, caballos sueltos,  el sonido del río, la vegetación, y la nieve. Antes de amanecer hemos visto una impresionante luna en un firmamento atestado de estrellas, pero es que casí sin darnos cuenta la luz hacía su aparición, apagado de frontales y a reconocer lo que nos rodea, y todo ello en dura subida, sin respiro, paso de cercados, y el Peñabón al fondo se va quedando debajo, los Papos, el Peñón del Muerto, una vista fantástica con el Horcajo al fondo.  Aparece el sol y bajo nuestras lentes la nieve brilla como un firmamento terrestre en el chisporroteo de los cristales, paradita, bebida y más subida, me alegro de llevar puestas las polainas, la nieve se cuela hasta el gemelo, sin embargo a ritmo armónico progresamos, perdemos la senda en el único llano existente en el pinar pero con gran orientación rodeamos un cerro para tener a la vista El Culo Perro, un impresionante barranco que hemos de seguir y cruzar por la cabecera, así que vamos bien, trazamos con la mirada la senda imaginaria en la nieve y para arriba,  abriendo huella como posesos hasta toparnos literalmente con el poste señalizador de la Campiñuela, atrás quedó la Acequia Gorda y los lamentos y recuerdos de Jose Ignacio por la bajada  in extremis que protagonizó hace unos meses enmedio de la ventisca. Cruzamos la Acequia de los Posteros, de hecho vamos en paralelo a ella, aunque solo la vemos a lo lejos y mucho más abajo, y haciendo horizontales abriendo más huella y suspirando por no resbalar en el camuflado hielo, botazo a botazo y bastonazo a bastonazo avanzamos hasta llegar a la Acequia del Mingo, que cruzamos para meternos en el llamado Vertedero, un lugar encantador, "El valle del Silencio" del Everest salvando las distancias, hemos pasado de -5º en Trevelez a 28º en este lugar, la camiseta térmica la llevamos abierta a modo de legionario, sin embargo te cuelas en el tubo del valle y otra vez se nos cae el moco. Cruce de sendas, desde aquí se accede a la laguna Hondera bien por la loma de  la derecha, (Loma del Burro), que tambén te planta en la Alcazaba, bien la vía directa, una loma que acaba en una durísima pendiente donde vierte la laguna, elegimos esta última, no hemos venido a mariconear, y además nos sentimos fuertes y exultantes. Crampones y piolet  ya que encontramos hielo y tras un buen esfuerzo aparecemos en la laguna, la última de un espectacular circo abovedado por la Alcazaba y el Mulhacén, sin duda justamente uno de los sitios más famosos y más bonitos de Sierra Nevada. Y si bonito es el destino, más lo ha sido el camino para llega a él. Es la 1´45 horas, hemos tardado más de siete horas en llegar debido a la nieve, y se despeja la incógnita de alcanzar la Alcazaba o el Mulhacén. Hoy no será, nuestro objetivo era la laguna ya que tenemos que volver a Trevelez. Un tentenpié a base de azúcares, -las perras el mismo menú-, y nos tragamos una pala de hielo macizo para salir del circo que nos impide hablar hasta su salida. Es segura, pero la pendiente y el patio ponen los pelos de punta, no puede haber fallos, de hecho cuando lo pensé ya tenía a las dos perras pegadas a mi piernas pues se resbalaban en el hielo y con las patas abiertas y las uñas intentado taladrar la nieve bajaban sin remedio. Al final consiguieron su objetivo y salimos a la loma, frio intenso y viento, goretex puesto y a cruzar en horizontal dos valles para acercarnos al alto del Chorrillo, las distancias son descomunales, nuestro próximo objetivo  bajar a Trevelez, sin embargo al llegar a lo alto de la loma del segundo valle decidimos instintivamente tirar para arriba a modo de comprobación de la situación del Mulhacén, por si acaso, y claro, un subidón que nos puso en los 3.200 metros, y la certeza de que no podíamos seguir pues era demasiado tarde. Continuamos el camino que se ejecutó para la construcción en el Mulhacén de las viviendas de los topógrafos que hicieron la famosa triangulación y como estaba tapado de nieve, nos tiramos directamente siguiendo las laderas de nieve, nos quitamos crampones y disfrutamos de la bajada, algo tocados ya por la falta de bebida y alimento,llegamos sobre las 18´00 horas al cruce del Chorrillo, nos queda un bajadón, pero esamos satisfechos, en un solo día vamos a encadenar las dos rutas más emblemáticas de esta zona de la sierra en un recorrido larguísimo en invierno y 1.800 mts de desnivel de subida y bajada. Divisamos Trevelez al fondo y antes de pensarlo estamos metidos en un pendientón de bajada que nos vuelve a poner en alerta, le tiramos con los batánganos pero sin crampones, esperamos no encontrar hielo pues la posición para colocarlos ahora será ya complicada, con mucho miedo y cautela conseguimos atravesar las sucesivas palas de nieve hasta meternos nuevamente en la verea que ya no perderemos hasta Trevelez. Con la tranquilidad que otorga la satisfacción de lo conseguido y los peligros ya pasados, nos entregamos al quitado de botas de nieve, (ya cuesta a esas horas), a los chistes, los abrazos, el remoloneo cariñoso con las perras a las que nos une ya un fuerte lazo de cariño, y de pronto, sin pensarlo, comiendo una barrita, como por arte de magia, y como culminación de la obra le digo a mi compañero, <tararea otra vez el lago de los cisnes amigo>, y así con esa danza maravillosa vemos iluminarse desde el cielo Trevelez, lentamente, poco a poco, a ritmo de balet y a ritmo de catorce horas de pateo por la montaña, y así entramos en Trevelez a las 20´30 horas, a nuestro hogar, ha sido una jornada inolvidable, y para sellarlo, nos fuimos al ambigur del teatro, a la Fragua, a comernos un chuletón de vaca, supongo limoncilla, que tan rica pasta en estas tierras. y con la mente puesta en volver pronto.  ¿Les tarareo el lago de los cines?.......




1 comentario:

  1. Amigo mío, leerlo de nuevo ha sido volver a vivirlo. ¡Gracias infinitas!

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